Restaurando el cristianismo original—¡para hoy!

Iglesia de Dios Cristiana y Bíblica

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Fred R. Coulter

Ministro

15 de agosto de 2023

         

Queridos hermanos,

 

          En todo el mundo hay señales de que algunas personas y algunas naciones se están resistiendo al impulso satánico del Foro Económico Mundial de instituir un gobierno mundial. Además, existe una creciente oposición a las agresiones contra nuestros niños—toda la inmoralidad sexual y prácticas transgénero y cirugías. Aquí en USA, muchos están rechazando la sexualización de los programas educativos para niños en las escuelas. Muchos estados han restringido las prácticas de aborto, mientras que el estado de Indiana ha prohibido por completo los abortos.

          Rusia ha prohibido toda la agenda transgénero, con castigos severos y tiempo en la cárcel por violaciones. El gobierno de Indonesia aprobó leyes contra la inmoralidad sexual de todo tipo, haciendo que el sexo dentro del matrimonio entre marido y mujer sea el único sexo legal.

          Estas son buenas señales, pero USA tiene un largo camino por recorrer para detener todas estas prácticas satánicas. Mientras tanto, la mano de corrección de Dios todavía está sobre esta nación, como lo demuestra la avalancha de inmigrantes que continúa llegando al país. La falta de vivienda masiva, el crimen implacable y el abuso y la adicción a las drogas sin cesar continúan plagando nuestra tierra.

          En el frente político, la mafia de Biden continúa mintiendo mientras oprime al pueblo estadounidense. Han presentado cuatro juicios importantes contra el expresidente Donald Trump en un intento descarado de evitar que sea elegido en 2024. Como dijo Trump: “Es una vergüenza. ¡Esto nunca debería suceder en USA!”. Cómo termine esto, sólo el tiempo lo dirá.

          En el frente económico, aún nos enfrentamos a una devastadora crisis inflacionaria que pronto podría salirse de control. La causa principal es el endeudamiento y el gasto del gobierno sin control, lo que genera una deuda que ahora ha alcanzado la enorme cifra de $32,6 billones. Más preocupante es el hecho de que se agrega un billón de dólares en gastos deficitarios a esa deuda cada 6-8 meses. ¿Llegará pronto a los 50 billones de dólares? Esta carga de deuda ha provocado una degradación significativa de la solvencia financiera de USA. La empresa de calificación crediticia Finch, que califica los bonos del Tesoro de las naciones, ha rebajado oficialmente la calificación de los bonos estadounidenses de AAA a AA+. Como dicen todos los expertos financieros, "¡ESTO ES SERIO!" Refleja el temor en el mundo financiero de que USA nunca podrá pagar el valor nominal de sus letras del Tesoro. De hecho, los tenedores de letras del Tesoro nunca recuperarán el valor nominal de estos bonos. Además, varios países están vendiendo sus letras del Tesoro estadounidenses. Solo el año pasado, Japón vendió $ 274 mil millones en letras del Tesoro de USA. Y tienen que venderlos con un gran descuento de su valor nominal. Todo esto significa más inflación y dificultades financieras a largo plazo.

          Ante todas estas cosas que suceden, nosotros, los hermanos y los ancianos, debemos hacer preparativos para los problemas que se avecinan. Necesitamos salir de la deuda tanto como sea posible, almacenar algo de comida y reducir nuestros gastos.

          Necesitamos continuar predicando el Evangelio: El lema de IDCB está declarado en nuestro encabezado: Restaurando el Cristianismo original, ¡para hoy! ¿Qué significa eso? Significa que debemos predicar y enseñar el Cristianismo original del primer siglo tal como lo enseñaron Jesucristo y los apóstoles, ¡sin las tradiciones de los hombres! El apóstol Judas lo dijo mejor: “Amados, cuando estaba personalmente ejerciendo toda mi diligencia para escribirles concerniente a la común salvación, fui impulsado a escribirles, exhortándolos a pelear fervientemente por la fe, la cual una vez por todo tiempo ha sido entregada a los santos. Porque ciertos hombres se han deslizado sigilosamente, aquellos de quienes hace tiempo ha sido escrito, condenándolos a este juicio. Ellos son hombres impíos, quienes están pervirtiendo la gracia de nuestro Dios, convirtiéndola en libertinaje, y están negando personalmente al único Señor Dios y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 3-4).

          Por lo tanto, debemos apacentar el rebaño de Dios, enseñar y preparar a los hermanos para el regreso de Cristo y el Reino de Dios, y debemos predicar el Evangelio como Jesús mandó: “Entonces los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña en la cual Jesús les había señalado para reunirse con Él. Y cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaban. Y Jesús vino y les habló, diciendo, ‘Toda autoridad en el cielo y sobre la tierra Me ha sido dada a Mí. Por tanto, vayan y hagan discípulos en todas las naciones, bautizándolos dentro del nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles a observar todas las cosas que les he mandado. Y he aquí, Yo estoy con ustedes siempre, incluso hasta la terminación de los siglos” (Mateo 28:16-20).

          Después de que Jesús ascendió al trono de Dios para presentarse como el sacrificio perfecto por los pecados del mundo, se apareció a los discípulos ese mismo día. Luego abrió sus mentes para entender las Escrituras y amplió el mensaje de cómo predicar el Evangelio al mundo: “Y les dijo, “Estas son las palabras que les hablé cuando estaba aun con ustedes, que todas las cosas que fueron escritas concerniente a Mí en la Ley de Moisés y en los Profetas y en los Salmos deben ser cumplidas.” Entonces les abrió sus mentes para entender las Escrituras, y les dijo, “De acuerdo a como está escrito, era necesario para el Cristo sufrir, y resucitar de los muertos al tercer día. Y en Su nombre, arrepentimiento y remisión de pecados deberían ser predicados a todas las naciones, comenzando en Jerusalén. Porque ustedes son testigos de estas cosas” (Lucas 24:44-48).

          El día 40 después de la resurrección de Jesús, se apareció a los apóstoles por última vez. En este día trascendental Él amplió aún más la misión de predicar el Evangelio al mundo: “Así entonces, cuando estaban reunidos, le preguntaron, diciendo, “Señor, ¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo?” Y Él les dijo, “No es para ustedes saber los tiempos o las temporadas, las cuales el Padre ha establecido en Su propia autoridad; pero ustedes mismos recibirán poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre ustedes, y serán Mis testigos, en Jerusalén y en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:6-8).

          La frase hasta los confines de la tierra es claramente una profecía para toda la Iglesia de Dios desde ese momento hasta que Jesús regrese, mostrando que la Palabra de Dios, el Evangelio del Reino de Dios, a través de los escritos de los apóstoles llegaría “hasta los confines de la tierra.” Obviamente, cuando los apóstoles murieron, no habían ido hasta los confines de la tierra con el Evangelio. Jesús profetizó que el Evangelio, la Palabra de Dios, se publicaría en todo el mundo antes de que llegara el fin: “Pero el fin no es aun…. Y el Evangelio debe primero ser publicado entre todas las naciones” (Marcos 13:7, 10).

          Cuando juntamos estas escrituras, entendemos que lo que Jesús ordenó fue, de hecho, una misión eterna para las iglesias de Dios hasta que Él regrese. Mi oración contínua es que todos los hermanos y ministros en todas las diversas iglesias de Dios se rindan a Dios el Padre y a Jesucristo y cumplan fielmente estos mandatos de Jesús.

          Jesús comenzó Su ministerio en Galilea “proclamando el evangelio del reino de Dios, y diciendo, “El tiempo ha sido cumplido, y el reino de Dios está cerca a la mano; arrepiéntanse, y crean en el evangelio” (Marcos 1:14-15). El mensaje de los cuatro Evangelios define para las iglesias de Dios lo que debemos predicar y enseñar.

          Cada uno de nosotros tiene una parte en la predicación del Evangelio del Reino de Dios, a través de nuestras vidas como una luz para el mundo, así como lo que hacemos como parte de una iglesia de Dios. Jesús prometió: “Y este evangelio del reino será proclamado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones; y luego vendrá el fin” (Mateo 24:14). En los últimos años, sin entender lo que estaba sucediendo en las iglesias de Dios, muchos ministros y hermanos han pensado que esta advertencia se dejaría para que la hicieran los Dos Testigos. Si bien es cierto que tendrán un tremendo trabajo que hacer, nunca debemos asumir que podemos sentarnos y relajarnos y no predicar el Evangelio, dejándolo a los Dos Testigos. Hacerlo sería un gran abandono de nuestro deber ante Dios.

          El apóstol Pablo entendió que Dios le había dado la responsabilidad de predicar el evangelio: “Porque aunque predico el evangelio, no hay razón para mí de jactarme porque una obligación ha sido puesta sobre mí. Y ¡ahí de mí, si no predico el evangelio! Porque si hago esto voluntariamente, tengo una recompensa; pero si hago esto contra mi voluntad, he sido confiado con un ministerio” (I Corintios 9:16-17).

          También entendió que su ministerio era una mayordomía de Dios—un encargo sagrado que Dios le había encomendado: “Así entonces, cada hombre considérenos como ministros de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Más allá de eso, es requerido de los administradores que uno sea encontrado fiel” (I Corintios 4:1-2).

          Todos debemos ver nuestro llamado de la misma manera—una mayordomía, un llamado a la fidelidad—porque Dios el Padre y Jesucristo han elegido personalmente morar en nosotros a través del poder del Espíritu Santo. Por lo tanto, mientras vivimos en el mundo, no somos parte del mundo. Este hecho es especialmente evidente durante las temporadas de festivos mundanos.

          No debemos ser partícipes de las costumbres y religiones del mundo. Pablo advirtió de esto cuando escribió: “No se unan desigualmente con incrédulos. Porque ¿qué tienen en común la justicia y la ilegalidad? Y ¿qué compañerismo tiene la luz con la oscuridad? Y ¿qué unión tiene Cristo con Belial? O ¿qué parte tiene un creyente con un incrédulo? Y ¿qué acuerdo hay entre un templo de Dios y los ídolos?

          “Porque ustedes son un templo del Dios vivo, exactamente como dijo Dios: “Viviré en ellos y caminaré en ellos; y seré su Dios, y ellos serán Mi pueblo. Por tanto, salgan de en medio de ellos y sepárense,y no toquen lo impuro, y Yo los recibiré; y seré un Padre para ustedes, y ustedes serán Mis hijos e hijas,”Ahora entonces, amados, ya que tenemos estas promesas, deberíamos limpiarnos nosotros mismos de toda profanación de la carne y el espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (II Corintios 6:14-18; 7:1).

          Por lo tanto, debemos ser fieles—porque hemos sido llamados a vida eterna en la Familia de Dios, para convertirnos en seres espirituales inmortales al regreso de Cristo y la primera resurrección. Recuerde siempre, Jesús nos ama—Él murió por nosotros. ¡El Padre Mismo nos ama y responde nuestras oraciones! Es por eso que debemos orar directamente al Padre, como dijo Jesús: “...ustedes pedirán en Mi nombre; y no les digo que rogaré al Padre por ustedes, porque el Padre mismo los ama, porque ustedes Me han amado, y han creído que salí de Dios” (Juan 16:26-27).

          Note cómo el apóstol Juan enfatizó el fantástico amor que el Padre tiene hacia nosotros: “¡He aquí! ¡Que glorioso amor nos ha dado el Padre, que deberíamos ser llamados los hijos de Dios! Por esta misma razón, el mundo no nos conoce porque no lo conoció a Él. Amados, ahora somos los hijos de Dios, y no ha sido revelado aun lo que seremos; pero sabemos que cuando Él sea manifestado, seremos como Él, porque lo veremos exactamente como Él es. Y todo el que tiene esta esperanza en Él se purifica a sí mismo, incluso como Él es puro” (I Juan 3:1-3).

          Todo esto se debe al amor de Dios, su amor por nosotros primero, como también escribió Juan: “Porque Dios amó tanto al mundo, que dio Su único Hijo engendrado, para que todo el que crea en Él no pueda perecer, sino pueda tener vida eterna” (Juan 3:16).

          Para recibir vida eterna, debemos acercarnos a Dios en Sus términos. No venimos a Dios en nuestros términos. Cuanto más vivamos con el Espíritu de Dios dentro de nosotros, junto con la oración diaria continua y el estudio de la Palabra de Dios, crecemos en el amor de Dios y crecemos en nuestra comprensión de la profundidad del amor de Dios por nosotros. Juan entendió esto más que los otros apóstoles porque él era a quien Jesús amaba especialmente. Es por eso que su Evangelio y sus epístolas nos enseñan más sobre el amor de Dios que cualquier otro libro de la Biblia. Explicando aún más el amor de Dios por nosotros, Juan escribió: “En esta manera el amor de Dios fue manifestado hacia nosotros: que Dios envió Su único Hijo engendrado al mundo, para que pudiéramos vivir a través de Él. En este acto está el amor—no que nosotros amamos a Dios; sino, que Él nos amó y envió a Su Hijo para ser la propiciación por nuestros pecados.

          “Amados, si Dios nos amó tanto, nosotros también estamos obligados a amarnos unos a otros. Nadie ha visto a Dios en ningún momento. Aun así, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros, y Su propio amor es perfeccionado en nosotros. Por este estándar sabemos que estamos viviendo en Él, y Él está viviendo en nosotros: por Su propio Espíritu, el cual nos ha dado.Y hemos conocido y hemos creído el amor que Dios tiene hacia nosotros. Dios es amor, y aquel que vive en amor está viviendo en Dios, y Dios en él.

          “Por esta relación espiritual, el amor de Dios es perfeccionado dentro de nosotros, para que podamos tener confianza en el día de juicio porque incluso como Él es, así también somos nosotros en este mundo. No hay temor en el amor de Dios; sino, el amor perfecto echa fuera el temor porque el temor tiene tormento. Y aquel que teme no ha sido perfeccionado en el amor de Dios. Nosotros lo amamos porque Él nos amó primero” (I Juan 4:9-13, 16-19).

          El amor de Dios es más que una emoción, aunque la emoción está involucrada. Por el Espíritu Santo, nuestro amor a Dios es dinámico, activo y fructífero; el amor de Dios se perfecciona en nosotros porque estamos viviendo el camino de vida de Dios. Jesús dijo: “Si Me aman, guarden los mandamientos—a saber, Mis mandamientos” (Juan 14:15).

          Juan confirmó esto cuando escribió: “Por este estándar sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos Sus mandamientos. Porque este es el amor de Dios: que guardemos Sus mandamientos; y Sus mandamientos no son pesados” (I Juan 5:2-3).

          Debido a que engañadores se habían infiltrado en las iglesias de Dios con falsas doctrinas y enseñanzas del anticristo en la época de Juan, sus escritos son clave para “restaurar el Cristianismo original”. En la breve epístola de II Juan, encontramos la verificación de que el amor de Dios, la observancia de los mandamientos y la verdad van de la mano y son claves espirituales vitales para nosotros hoy. Por eso debemos estar profundamente arraigados en la Palabra de Dios y en el amor de Dios. Note lo que escribió Juan: “Me alegro sobremanera de que he encontrado entre sus hijos aquellos que están caminando en verdad, exactamente como recibimos mandamiento del Padre. Y ahora le ruego, señora, no como si le estuviera escribiendo un nuevo mandamiento, sino eso que hemos observado desde el principio, que nos amemos unos a otros [Cristianismo original].

          “Y este es el amor de Dios: que caminemos de acuerdo a Sus mandamientos. Este es el mandamiento, exactamente como lo oyeron desde el principio, para que pudieran caminar en el [Cristianismo original]. Porque muchos engañadores han entrado en el mundo—aquellos que no confiesan que Jesucristo está viniendo en la carne. Este es el espíritu del engañador y el anticristo.

          “Cuídense por sí mismos para que no podamos perder las cosas que hemos logrado, sino que podamos recibir una recompensa completa. Cualquiera que transgrede y no continúa en la doctrina de Cristo no tiene a Dios. Pero aquel que continúa en la doctrina de Cristo tiene a ambos, al Padre y al Hijo [Cristianismo original]” (II Juan 4-9).

          Los mensajes de Juan abarcan todo lo que Dios quiere que creamos y hagamos. Por otro lado, el cristianismo ortodoxo de este mundo, bajo el engaño de Satanás el diablo y el espíritu del anticristo, no tiene al Padre ni al Hijo. Su mezcla de verdad y error, su rechazo del Sábado y los días santos de Dios, junto con un falso amor por Dios, son un duplicado exacto de lo que Juan y los hermanos estaban experimentando durante su tiempo.

          Una vez que entendemos la sencillez de esto—el Espíritu de Dios, el amor de Dios, guardar Sus mandamientos, guardar el Sábado y los días santos—podemos entender la verdad de Dios. Podemos estar restaurando el “Cristianismo original” en nuestras vidas.

          A través del sacrificio de Cristo, Dios el Padre nos ha reconciliado consigo Mismo personalmente. Como escribe Pablo: “El cual es, que Dios estuvo en Cristo, reconciliando al mundo para Sí mismo, no imputándoles sus transgresiones; y nos ha confiado este mensaje de reconciliación” (II Corintios 5:18). Esto nos da acceso directo a Dios el Padre, con el Espíritu Santo de Dios dentro, a través de la oración personal y el estudio de la Biblia: “Y para poder reconciliar ambos [judíos y gentiles] a Dios en un cuerpo a través de la cruz, habiendo matado la enemistad [de religiones humanas y la naturaleza humana] en ella. Entonces cuando vino Él, predicó el evangelio—paz a ustedes quienes estaban lejos y a aquellos que estaban cerca. Porque a través de Él tenemos ambos acceso directo por un Espíritu al Padre” (Efesios 2:16-18).

          El engaño universal: Satanás el diablo está engañando activamente a todo el mundo en casi todos los aspectos de la vida: todas las instituciones, todos los gobiernos y todas las religiones (Apocalipsis 12:9). En los últimos días de los apóstoles, la Iglesia estaba siendo sumergida en falsas enseñanzas y un “universo de engaño” (I Juan 4:6). Del mismo modo, hoy estamos experimentando lo mismo, pero en una escala mucho mayor porque el "Misterio de ilegalidad" ahora está completamente desarrollado en todo el mundo. En el libro de Apocalipsis, Dios llama a todo este sistema religioso y de gobierno “¡BABILONIA LA GRANDE!”

          En comparación con la Babilonia de la historia antigua, esta “Babilonia la Grande” moderna es aún más intensa, opresiva e invasiva debido a los medios modernos, internet y la tecnología avanzada. Afecta a todas las naciones y a todos los pueblos, y finalmente dominará el mundo entero. Juan lo describe de esta manera: “Y después de estas cosas vi un ángel descendiendo del cielo, teniendo gran autoridad; y la tierra fue iluminada con su gloria. Y gritó poderosamente con una gran voz, diciendo, “Babilonia la Grande esta caída, esta caída, y se ha convertido en habitación de demonios, y una prisión de todo espíritu impuro, y una prisión de toda ave impura y odiada; porque TODAS LAS NACIONES se han emborrachado del vino de la furia de su fornicación, y los reyes de la tierra han cometido fornicación con ella, y los comerciantes de la tierra se han vuelto ricos a través del poder de su lujo.”'

          “Y escuché otra voz desde el cielo, diciendo, “Sal de ella, pueblo Mío, para que no tengas parte en sus pecados, y no recibas de sus plagas, porque sus pecados han llegado tan lejos como el cielo, y Dios ha recordado sus iniquidades. Háganle a ella como ella les ha hecho a ustedes; y denle el doble, incluso de acuerdo a sus obras. En la copa que ella mezcló, devuélvanle el doble. Al grado que ella se glorificó a sí misma y vivió lujosamente, denle tanto tormento y pena. Porque dice en su corazón, ‘Me siento una reina entronada, y no soy viuda; y en ninguna forma experimentaré pena.’ Por esta misma razón, sus plagas vendrán en un día—muerte y dolor y hambre; y será quemada con fuego; porque el Señor Dios, Quien ejecuta juicio sobre ella, es poderoso. Entonces los reyes de la tierra quienes han cometido fornicación con ella y han vivido lujosamente, llorarán y lamentarán por ella, cuando vean el humo de su quema” (Apocalipsis 18:1-9).

          Así es como necesitamos predicar el Cristianismo original, ¡para hoy! Salir de “Babilonia la Grande”—¡los caminos satánicos de este mundo! ¡Arrepentirse! ¡Regresar a Dios! ¡Jesucristo está regresando a esta tierra! ¡El Reino de Dios está cerca!

          Hermanos, en nuestra propia vida, necesitamos acercarnos a Dios en oración sincera y en el estudio diario de Su Palabra, para que podamos crecer en gracia y conocimiento y siempre estar venciendo. Damos gracias a Dios Padre ya Jesucristo diariamente por Su bondad y misericordia. Les agradecemos personalmente por su continuo amor y fidelidad a Dios y unos a otros. Les damos gracias por sus oraciones por nosotros y por todos los hermanos, y por su fidelidad en los diezmos y ofrendas. Oramos para que Dios los siga bendiciendo y velando por ustedes en todo. Continuamos orando por ustedes, por su salud y sanidad, y que el amor y la gracia de Dios esté con ustedes en todas las circunstancias.

 

Con amor en Cristo Jesús,

 

Fred R. Coulter

 

FRC